28/02/13

Los Lugares Invisibles De Confinamiento De Migrantes

Cada año, miles de migrantes son encerrados – por unas horas, a veces por varios meses – en lugares que no están contemplados por las leyes ni a la vista de miradas externas. En ellos son frecuentes las violaciones de derechos humanos y los abusos pueden ser extremos (condiciones de higiene espantosas, torturas, muertes), prácticas que rara vez son objeto de condenas judiciales.

La existencia de estos lugares es fruto de iniciativas locales, ad-hoc, puntuales. Las autoridades responsables –policía o militares- no obedecen forzosamente a una orden ministerial o jerárquica, pueden tomar la decisión de encerrar migrantes sin pedir permiso u obedecer a una orden de sus superiores. Este confinamiento puede hacerse también con la colaboración de actores privados (marineros, agentes de seguridad de las compañías de transporte).
Así, las altas instancias del Estado, los controladores de los lugares de privación de libertad (Comisión europea para la prevención de la tortura, etc.) incluso la sociedad civil, rara vez son informadas de su existencia. Los migrantes a quienes se retiene ahí, no pueden (o muy difícilmente) recibir visitas o contactar con personas en el exterior, y no siempre son contabilizados en las estadísticas oficiales sobre encierro de extranjeros. En estos dispositivos poco visibles, son retenidas una o dos personas que a veces llegan a ser varias decenas. El descubrimiento de estos lugares tiene lugar de manera fortuita: a consecuencia de un testimonio o de una investigación.
Es importante identificar estos lugares puesto que forman parte de la política migratoria represiva de los Estados europeos y vecinos de la UE. Son un eslabón del gran sistema de caza a los migrantes. Entre las estructuras organizadas, hay edificios administrativos que no están destinados a encerrar a los extranjeros que hayan transgredido la ley relativa a la entrada y residencia, comisarías de policía, cuarteles militares, centros cerrados sin reglamentación, incluso estadios, antiguos parkings, prisiones de derecho común, etc.
Algunos de estos lugares están situados en zonas de difícil acceso y aisladas, como desiertos (sur de Argelia, los campos de Al Kufrah o Al Wigh en Libia, la frontera entre Egipto e Israel), montañas (región de Van en Turquía), islas (Vathy en Grecia, etc.) o las zonas fronterizas bajo control del ejército (zonas prohibidas en la línea de demarcación en Chipre, etc.).
Entre estos lugares, hay que incluir también “micro-espacios” como los que utilizan temporalmente las compañías de transporte: locales (aero)portuarios, camarotes de los barcos mercantes, camiones, autobuses o aviones, e incluso compartimentos de tren a los que recurren la policía de los Estados o la agencia Frontex.
En este recuento que nunca será exhaustivo, las estructuras utilizadas por los pasadores, los traficantes de seres humanos o las redes mafiosas, no se tienen en cuenta, por más que el secuestro de migrantes en lugares desconocidos por periodos más o menos largos sea una de las consecuencias de las políticas migratorias europeas.

extraido de Boletín Tokata

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