26/02/13

Médicos complices de las torturas en las cárceles

Por causas extrictamente políticas, en el estado español, y por ende en Catalunya, no se reconocen las torturas, entendiendo la tortura como todo aquel maltrato físico o psicológico, vejatorio, degradante y/o humillante que ejercen los funcionarios del estado contra cualquier persona.
Puñetazos, patadas, bofetadas, insultos, amenazas, humillaciones, etc…, son recursos de este sistema de dominación y control que es la cárcel. Toda aplicación de maltrato continuado para socavar la voluntad de la persona, deviene en tortura. No estamos hablando de un hecho puntual, sino de una práctica de violencia física o psicológica, habitual e institucionalizada, y que goza de impunidad que le confiere la institución que los instruye y lo permite.

Pero esta impunidad no se consigue sin la complicidad de otras instituciones. Se necesitan médicos que callen y maquillen los golpes. Se necesitan jueces o médicos forenses, que falseen o hagan informes intencionadamente incompletos. Se necesita de la complicidad de toda una serie de profesionales de la prisión, que van desde lxs educadorxs, lxs penalistas, a lxs psicólogxs, lxs médicos, los voluntarixs que son testigos o los propios carceleros que colaboran con su silencio. La tortura existe porque hay toda una sociedad civil y carcelaria que participa activamente de ella , y otra sociedad que pasivamente calla o mira hacia otro lado, prefiriendo ignorar lo que les explican que sucede dentro de esas instituciones de gestión del tiempo, el sufrimiento y de privación de libertad.
La tortura no es un hecho aislado, no son un grupo de funcionarios que se les va la mano. La tortura es una tecnología de Estado con finalidades muy concretas, a la que se le puede seguir el rastro a través del tiempo.
Este próximo mes de Mayo, se va a producir un hecho ináudito. Por primera vez se van a sentar en el banquillo de los acusados un grupo de 13 carceleros que van a ser juzgados por TORTURAS. Entre ellos, hay hasta un subdirector médico. Se trata de los carceleros denunciados por las torturas que llevaron a cabo tras el motín de Quatre Camins del 2004, en el que resultó gravemente herido un subdirector de régimen, Manuel Tallón, a raíz de provocar un enfrentamiento con los presos en el patio y después de que un preso fuese apalizado, por unos carceleros, delante de sus compañeros y llevado a aislamiento.
extraido de alasbarricadas.org

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